El impacto del cambio climático en la fauna silvestre ya no es un vaticinio sino una realidad, comprobable en numerosas especies. Y las que más parecen sufrirlo, son las que viven en los ecosistemas marinos.
Orcas y las focas de la costa oeste de Canadá sufren de una creciente obesidad, que pone en peligro su salud. Esto se debe a la malnutrición de los salmones reales -su dieta principal-, cuya materia grasa cayó debido al aumento de la temperatura del Océano Pacífico.
El doctor Peter Ross, del Instituto de Ciencias del Océano de Canadá, descubrió que para suplir esta carencia, focas y orcas se pusieron a consumir entre 1,5 y 2 veces más salmones de lo habitual. De esta forma, también ingieren una mayor concentración de tóxicos, en especial bifenilos policlorados (BPC), que provienen tanto de California como de industrias de las costas asiáticas. Esto hace que los mamíferos marinos coman más, ya que una mayor exposición a los BPC estimula la glándula tiroides, que controla el apetito.
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