Cinco años después de su primera intervención, José Luis Rodríguez Zapatero se dirigió ayer a la Asamblea General de Naciones Unidas con la satisfacción de quien considera que el tiempo le ha dado la razón. El presidente reconoció que cuando, en septiembre de 2004, lanzó aquí su iniciativa de la Alianza de las Civilizaciones como forma de superar los recelos entre culturas, el momento era "mucho menos propicio". Entonces el panorama era el de una Administración de Bush que despreciaba abiertamente a la ONU. Sin embargo, cuando escuchó el martes, ante el mismo foro, al nuevo presidente de EE UU, Barack Obama, afirmar que ningún país puede enfrentarse solo a los retos globales, Zapatero pensó que había "valido la pena" su prédica en el desierto.
Ayer, el presidente del Gobierno se presentó como el abanderado de un "multilateralismo eficaz, responsable y solidario" y comparó la oportunidad que se presenta ahora con la que existía en 1945, en los albores de las Naciones Unidas. Animado por ello, pidió a los representantes de los 192 Estados que se sientan en la Asamblea General que den un paso más y aprueben este otoño una resolución que otorgue carta de naturaleza a la Alianza de Civilizaciones, para que esté presente de forma estructural en los principales órganos de la ONU.
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