martes, septiembre 29, 2009

EE.UU., China y un pacto climático

Que los EE.UU. y China acuerden liderar un empeño común en reducir los efectos del cambio climático es un paso adelante respecto del punto de estancamiento en el que estaba la cuestión. Sin embargo, dista de ser suficiente comparado con la magnitud de la amenaza que representa el calentamiento global para el futuro del planeta.

Se trata de los dos países más contaminantes del mundo. Juntos emiten el 40% de los gases de efecto invernadero. Los presidentes Barack Obama y Hu Jintao coincidieron en sus mensajes ante la Asamblea General de la ONU, con vistas a la Cumbre de Copenhague que deberá aprobar un nuevo tratado internacional que sustituya al malogrado Protocolo de Kyoto.

Hablaron de reducciones en las emisiones de gases, aceptaron la cuota fundamental de responsabilidad que le cabe a sus países y prometieron trabajar conjuntamente para arribar a un acuerdo de aquí a diciembre próximo.

Pero más allá de las coincidencias generales, no es mucho lo que las principales potencias están haciendo para revertir un rumbo de alteraciones climáticas cuyos impactos se hacen sentir, año a año, con mayor intensidad.

El tamaño del cambio que se precisa implica transformaciones profundas en la economía y en los hábitos de consumo, particularmente en los países más industrializados. No se podrá emprender si no hay, además de voluntad de los gobernantes, un decidido impulso por parte de las principales potencias y países contaminantes y un acuerdo de alcance internacional.

Las apelaciones de Obama y Hu Jintao a actuar frente al calentamiento global deben acompañarse de compromisos concretos sobre reducción de gases.

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