Nunca antes un presidente de Estados Unidos había cruzado el océano para convencer a su homólogo chino de llegar a un posición común ante una cumbre multilateral. De ahí que sea emblemática la visita de Barack Obama a Hu Jintao en el marco de un pacto global frente al cambio climático, que justo hoy se discute en Copenhague.
La importancia de esto radica en dos aspectos. Primero, que ofrece un trazo muy potente de la futura arquitectura geopolítica del mundo, donde China y Estados Unidos terminarán moldeando las relaciones internacionales. Hasta antes de que este tema se instalara en la coyuntura eran constantes los pronósticos del ascenso de la potencia asiática a un escenario bipolar, pero las implicaciones reales aún no se manifestaban de forma tan explícita.
Queda claro ahora que si un país y el otro fijan prioridades comunes, los temas que discutirán el resto de los países serán los mismos. De igual manera, las pugnas entre ambas naciones paralizarán o enfriarán cualquier iniciativa, como sucede ahora con la necesidad de reducir emisiones de efecto invernadero para frenar el calentamiento global. Sin tener todavía el mismo tamaño en economía, poder militar o influencia política, la reunión en Copenhague y la visita de Barack Obama al gigante oriental marcan ya un trato equitativo entre los dos gigantes.
Posted via web from Cambio Climático Global
Publicar un comentario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario