Las aves migratorias mantienen sus fechas de viaje flexibles pero en el caso de los cazamoscas moteados (en la imagen) al menos una salida más precoz no necesariamente significa que lleguen antes a su destino, según un estudio de la Universidad de Groningen en los Países Bajos que se publica en la revista 'Current Biology'. El problema parece ser los retrasos en el viaje que las aves están sufriendo como resultado de las difíciles condiciones climáticas de la etapa final de su viaje a lo largo de Europa.
Los autores del trabajo señalan que el descubrimiento podría ser en cierto sentido un buen signo de que las aves pueden afrontar el cambio climático pero también subraya su vulnerabilidad ante las condiciones ambientales en general.
Según explica Christiaan both, responsable del estudio, "hemos estado afirmando durante algún tiempo que las aves migratorias tienen dificultades para adaptarse al cambio climático por sus tiempos rígidos e inflexibles de la migración primaveral; en África y Sudamérica no pueden saber cuándo comienza la primavera en los territorios de apareamiento del norte".
Para Both, el estudio muestra que el momento de la migración primaveral es flexible y que las aves responden al cambio climático, aunque de una forma indirecta: las fechas de apareamiento se han adelantado y las aves nacen antes en la primavera y el momento de migración ha avanzado durante los últimos 25 años. "La razón de que las aves no avanzaran su llegada no se debe a un fallo en el inicio más temprano de la migración sino que las circunstancias del paso por el sur de Europa no han mejorado", afirma Both.
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